El narrador nos transporta a un pequeño pueblo de Lesotho conocido como Plains of Weeping. Allí conocemos a nuestra protagonista, Mantoa, interpretada por Mary Twala Mhlongo. Nos enteramos de que acaba de perder a su hijo debido a un accidente minero en Sudáfrica. Ella es el último miembro sobreviviente de su familia; sus dos padres se han ido, al igual que su esposo, sus hijos y su nieta. La viuda anciana no anhela nada más que partir de esta tierra. Llena de rabia contenida, hace un voto de silencio desafiando las cartas que la vida le ha dado. Sin embargo, después de enterarse de que el rey ha ordenado que todo su pueblo, incluido el lugar de entierro de sus seres queridos, sea reubicado en otro lugar, canaliza la ira que tenía hacia Dios y la redirige a las autoridades. Antes de que no tuviera nada que perder; ahora, de repente, tiene todo que perder. Esto enciende un fuego en ella que no puede ser extinguido por nada ni nadie. Casi puedes verlo en su mirada mientras sus ojos perforan el espacio vacío. Ella puede ver a través de las mentiras engañosas y las súplicas de moverse por el bien del “progreso”.
Luego de más investigaciones, supe que los proyectos para construir represas en Lesotho comenzaron con el Apartheid del sur de África. El agua producida por estas represas va directamente a Sudáfrica dejando solo una fracción de lo que queda para el Reino de Lesotho. Por supuesto, para un nativo como Mantoa, aquí no hay ningún beneficio. La idea de “progreso” pierde sentido cuando se trata de la aniquilación de la cultura y la historia. La microhistoria de esta película sobre la resistencia de un individuo a luchar por la tierra de sus antepasados expone gradualmente la caída de toda una nación ante el imperialismo ambiental.
El desplazamiento forzado de un pueblo en nombre del progreso se practica en todo el mundo. El motivo puede variar en complejidad y alcance dependiendo del país donde esté ocurriendo. Algunos son desplazados debido a la guerra, el genocidio, antiguas disputas religiosas o incluso algo tan trivial como una mejor infraestructura. La historia es una larga historia de los fuertes que se aprovechan de los débiles. En un momento de esta película, los aldeanos se reúnen para escribir una carta al rey. Uno de ellos pronuncia palabras que suenan tan verdaderas: “Cada vez que digo la palabra progreso, mi lengua literalmente rueda hacia atrás”.