La carrera de Roman Reigns en la WWE ha sido una montaña rusa de controversias y éxitos desde su debut en la empresa en 2012. Desde el principio, Reigns fue visto como un talento con un gran potencial debido a su impresionante físico y su linaje como miembro de la famosa familia Anoa’i, que incluye a leyendas como The Rock y Yokozuna. Sin embargo, su camino hacia la cima no ha estado exento de obstáculos y críticas.
Reigns comenzó su carrera en la WWE como parte del grupo de lucha libre The Shield, junto con Seth Rollins y Dean Ambrose. El trío se convirtió en uno de los grupos más dominantes en la historia de la empresa, ganando múltiples campeonatos por equipos y participando en algunas de las rivalidades más memorables de la época. Sin embargo, a medida que The Shield se separaba, Reigns comenzó a recibir una fuerte resistencia por parte de los fanáticos.
La controversia en torno a Reigns se intensificó cuando la WWE decidió empujarlo hacia el evento principal, convirtiéndolo en una de las caras de la empresa. A pesar de su talento in-ring y su carisma, Reigns fue recibido con abucheos ensordecedores en cada evento en vivo, lo que llevó a la WWE a cambiar sus planes para él en varias ocasiones. Muchos fanáticos sintieron que Reigns estaba siendo empujado con demasiada fuerza y que no había ganado su lugar en la cima por méritos propios.
A pesar de las críticas, Reigns continuó avanzando en su carrera y finalmente logró conquistar a una parte del público gracias a su evolución como personaje y a sus actuaciones en el ring. Su victoria en el Royal Rumble en 2015 y su posterior coronación como campeón mundial de peso pesado en WrestleMania 32 fueron momentos decisivos en su carrera que finalmente le ganaron el respeto de muchos fanáticos.
En los años siguientes, Reigns se consolidó como una de las principales estrellas de la WWE, ganando múltiples campeonatos y participando en algunas de las rivalidades más importantes de la empresa. Su enfrentamiento con Brock Lesnar en WrestleMania 34 y su feudo con Braun Strowman fueron aclamados por la crítica y llevaron a Reigns a un nuevo nivel de reconocimiento y éxito.
En 2020, Reigns sorprendió a todos al anunciar que se retiraba temporalmente de la lucha libre debido a preocupaciones por su salud, ya que había sido diagnosticado con leucemia. A pesar de esta difícil noticia, Reigns regresó a la WWE en 2021 con una nueva actitud y un personaje renovado como “The Tribal Chief”, consolidándose como el campeón universal y liderando el stable “The Bloodline” junto con su primo Jey Uso.
La carrera de Roman Reigns en la WWE ha sido una historia de altibajos, pero su determinación y talento han sido clave para su éxito. A pesar de las críticas iniciales, Reigns ha demostrado su valía como una de las principales estrellas de la empresa y ha logrado conquistar tanto a los fanáticos como a los críticos con sus actuaciones en el ring y su carisma en el micrófono. Sin duda, su legado en la WWE seguirá creciendo en los próximos años y se espera que continúe dejando huella en la historia de la lucha libre profesional.