Hay pausas ocasionales en su conversación, principalmente de la mejor amiga de Darlene, Gretchen (Janeane Garofalo), que vive a unos cientos de metros de distancia. Pero “The Apology” es esencialmente un juego de dos manos en un momento presente oscuro y aparentemente interminable. Lo que comienza como una reunión cordial, aunque un poco borracha, inevitablemente se convierte en una confrontación vaga e inquietante. Las necesidades de Jack aparecen en su rostro ya que no puede dejar de expresarse. Pero esta es la casa de Darlene y ella no es una víctima pasiva.
“The Apology” también es una fantasía de venganza, por lo que es fácil anticipar lo que viene a continuación. Es fácil proyectar los sentimientos de uno en el diálogo de Darlene y Jack, dado que gran parte de la cobertura mediática del comportamiento depredador posterior a MeToo se centra en personalidades abusivas en lugar de sus muchas y comprensiblemente reacias víctimas. La indignación vende, y el victimismo solo es atractivo si halaga a tu audiencia.
Los personajes de la escritora/directora Alison Star Locke hablan y se comportan como personas reales, con motivos ocultos desordenados y medio planeados que se extienden mucho más allá de sus deseos declarados. Eso no se debe solo a las actuaciones mesuradas de Gunn y Roche y la química convincente de ida y vuelta. Locke y sus colaboradores, especialmente el director de fotografía Jack Caswell, la diseñadora de sonido Julie Diaz y sus respectivos equipos, mantienen su drama enfocado en su tono mercurial. Porque tanto Jack como Darlene han estado temiendo su charla casi tanto como han anticipado formas de mantenerla manejable.
Locke y su equipo prestan mucha atención a los giros de diez centavos y los giros discordantes que llevan a Darlene y Jack de una revelación a la siguiente. Las corbatas, las fotos antiguas y los teléfonos muertos se presentan y se usan con moderación, y el peligro circunstancial solo refleja la confusión y el malestar que definen a Darlene y Jack. Locke y su equipo rara vez se apoyan tanto en sus personajes, ya sea halagándolos o vilipendiándolos, para sacarnos de este momento específico.
“The Apology” podría haber sido un triste revolcón que en vano presiona botones para una catarsis barata. En última instancia, ahí es donde aterriza la película, pero en ese punto, la película ya te ha puesto con éxito en el escurridor. Cualquier cosa después de eso no es tan importante.