Sat. Apr 27th, 2024

Esta forma de ensamblar imágenes que inquietan para provocar el examen es también el tema del notable nuevo documental de Wim Wenders. “Anselmo,” que se proyectó inmediatamente después de la película de McQueen. Una especie de película hermana de la célebre “Pina” de 2011, esta última película ofrece una mirada fascinante, ya veces impresionante, al artista alemán Anselm Kiefer.

Mi conocimiento del arte es lamentablemente negligente, y admito una ignorancia total cuando se trata de este pintor, escultor, leñador y corredor de apuestas iconoclasta. Desde las tomas iniciales, nos tratan imágenes surrealistas de vestuario, ya que vestidos blancos, parecidos a vestidos de novia, están dispersos en un bosque soleado, cada uno con varias formas de angustia añadidas. Hay alambre de púas y hierba, grandes aros de metal que coronan como una cabeza robótica y grandes fragmentos de vidrio que cortan el material de manera visceralmente impactante. Vemos a Kiefer montando su bicicleta en un taller parecido a una percha, un avión real de tamaño completo es parte de las piezas constitutivas de varias de sus instalaciones. Los lienzos en sí son asombrosos, de varios pisos y requieren elevadores de tijera para navegar. Es francamente loco ver cómo estas pinturas y esculturas se unen, y no solo tenemos una idea de la inmensa escala, sino también de las complejidades y texturas de estas obras monumentales.

A medida que se desarrolla la película, nos invitan a recreaciones de varios momentos de la vida de Kiefer, el más joven interpretado por el hijo de Wenders, la versión de mediana edad interpretada por la propia progenie de Kiefer. Todo debería sentirse un poco trillado, pero de alguna manera la combinación de tonos refleja perfectamente la técnica mixta del propio trabajo de Kiefer. Wenders logra superar a “Pina” con este retrato aún más notable de un artista cuando era un hombre joven, de mediana edad y mayor, utilizando las mismas herramientas del arte de Kiefer para ampliar nuestra comprensión de cómo se hacen y permitirnos a nosotros que hemos ‘t tuvo el privilegio de experimentar el complejo de estudio de arte similar a un compuesto en formas cinematográficamente gratificantes.

Y, por último, otra película larga sin excusas, especialmente en el sentido pueril, fue la recién acuñada “Ultimate Cut” de “Calígula”. El lanzamiento original en 1979 fue material de leyenda, y la tarjeta de título recuerda comentarios como “holocausto moral” en su contra, y donde el guionista, el director e incluso el compositor demandaron para que sus nombres fueran eliminados. Thomas Negovan ha vuelto a los negativos de cámara originales y logró crear lo que se dice que es una versión más cercana del guión original de Gore Vidal, evitando la pornografía hardcore adicional que el productor de la película Bob Guccione, él de Revista Ático fama, agregada en ese entonces para tratar de generar algún ingreso de la debacle.

By Sandra Winters

Writer | Author | Wordsmith Passionate about crafting stories that captivate and inspire. Published author of [Book Title]. Dedicated to exploring the depths of human emotions and experiences through the power of words. Join me on this literary journey as we delve into the realms of imagination and uncover the beauty of storytelling.