La estrella de “La La Land” y “Drive” interpreta a un espía llamado Sierra Six (“007 fue secuestrado”), quien fue reclutado fuera de prisión por un manipulador llamado Donald Fitzroy (Billy Bob Thornton). Después de esa breve preparación, “The Grey Man” comienza a correr con una misión que sale muy mal cuando un nuevo jefe llamado Denny Carmichael (Regé-Jean Page) le encarga a Six que elimine un objetivo que resulta ser un compañero agente secreto. El moribundo le dice a Six que Denny es un tipo malo antes de entregarle la información para probarlo. Inmediatamente, nuestro héroe estoico se da a la fuga, antes de que realmente haya tenido tiempo de desarrollar una personalidad como personaje de película. Ese tipo de protagonista en blanco está bien para películas de acción tensas y precisas como las de la franquicia “John Wick”, pero esta no es una producción tan ajustada. Esta película necesitaba un Ethan Hunt, alguien definido por algo más que los clichés de que no le dispararía a un niño y que tiene un pasado oscuro. (En serio, sería difícil nombrar cinco características de este héroe que se supone que debemos seguir durante dos horas. Nunca es una buena señal).
Mientras Six huye, Carmichael llama a Lloyd Hansen (Chris Evans), un ex mercenario de operaciones encubiertas de la CIA que ahora trabaja en el sector privado, donde hay aún menos reglas sobre cosas como la tortura y los bigotes tontos. Hansen hará lo que sea necesario para atrapar a Six, incluido el secuestro de la hija de Fitzroy, Claire (Julia Butters), para llamar su atención. Por supuesto, Six tiene una conexión con Claire que la cuidó hace unos años. Es el espía que quiere que los niños vivan, lo que lo separa de un sociópata como Hansen. Mientras tanto, otra espía llamada Dani Miranda (Ana de Armas) se une a Six en su búsqueda de la libertad. y se le da incluso menos definición de carácter que a sus contrapartes masculinas, lo creas o no.
Y eso es realmente todo por dos horas. Chico bueno, chico malo, mujer en el medio, niño en peligro, las cosas se disparan. Algunas de las secuencias de acción, especialmente una loca en la plaza de un pueblo, pueden ser bastante efectivas, pero la mayor parte de la película está filmada con una luz tan extrañamente baja que atenúa incluso la increíble presencia en pantalla de los innegablemente carismáticos Gosling, Evans y de Armas. En serio, quien pensó que la iluminación adecuada para la mayor parte de una película de acción trotamundos era la paleta de poca luz de “Ozark” merece una sentencia de cárcel cinematográfica. “The Grey Man” debería ser alegremente exagerado si quiere ser una nueva franquicia de Fast & Furious o Bourne, pero con la excepción de un bromista Evans, todo aquí se siente programáticamente aburrido. Es una pieza tonta de entretenimiento de palomitas de maíz que con demasiada frecuencia olvida que este tipo de empresa debe ser divertida.