Es en esta década cuando consolidó su legado en la moda cuando Jean-Louis Dumas, director ejecutivo de Hermès, creó el ahora muy codiciado bolso Hermès Birkin como reemplazo de la cesta de paja que había llevado desde la década de 1960, después de que se destruyera cuando Doillon volcó su auto sobre ella.
También fue cuando comenzó a trabajar con directores como Varda, James Ivory, Jacques Rivette, Alain Resnais y Jean-Luc Godard, mientras empujaba sus propios límites artísticos.
Inspirada por la muerte de Gainsbourg y de su propio padre a principios de la década de 1990, Birkin escribió un guión que detalla su complicada vida como madre de tres hijas con tres hombres diferentes y la conexión persistente que tiene con su propio padre. Una década más tarde, se convirtió en su debut como directora en 2007, “Les Boites” o “Boxes”, protagonizada por Natacha Régnier, su hija Lou Doillon y Adèle Exarchopoulos.
La película semiautobiográfica de Birkin tiene el mismo estilo suelto y aireado que la provocativa película de Varda de 1987 “Kung-Fu Master!” en la que Birkin interpreta a una mujer divorciada que se siente atraída por un niño de 14 años, interpretado por el hijo de Varda, Mathieu Demy, que perturba la vida de sus hijas, interpretadas por las hijas reales de Birkin, Charlotte y Lou.
“Boxes”, explora un territorio igualmente espinoso. Contados a través de la lente del dolor, el arrepentimiento y la reflexión, los personajes vivos interactúan con los muertos; Anna de Birkin tiene una relación jovial con el fantasma de su padre (Michel Piccoli), mientras que su hija mediana Camille (en algún meta-casting interpretada por su hija menor) tiene una relación incómodamente cercana con el fantasma de su padre (Maurice Bénichou). La película es a veces demasiado pesada, pero también es un exorcismo profundamente personal, valiente y crudo de los demonios personales de Birkin.
Hacia el final de “Jane par Charlotte”, la voz de Gainsbourg narra mientras ella y Birkin comparten un abrazo junto a un mar rugiente y dice: “Ojalá fuera como tú, porque tener fe en la vida parece ser tu filosofía. Vivir sin desconfianza. Creer en la humanidad, en las personas. Tener curiosidad por todo, estar cerca de todo, de todos sin filtros”.
Mientras que Birkin el ícono es una proyección, un fantasma que pertenece al público, Birkin la mujer, Birkin la artista se pertenecía solo a ella y a sus hijas. El legado que tiene en ellos y el cuerpo de trabajo que dejó atrás es tan único, contradictorio e incomparable como ella.